El uso del aceite de oliva nos ha acompañado desde tiempos inmemorables. Además de su uso en gastronomía, también se ha aplicado en cosmética, como combustible o en rituales religiosos.
El origen del aceite de oliva se remonta al año 4.000 a.C., en las zonas del levante mediterráneo, concretamente, en las actuales Siria y Palestina. Sin embargo, los primeros vestigios que se tienen sobre el olivo datan del año 12.000 a.C., en el Paleolítico Superior, por lo que se piensa que la explotación del olivo nace con la agricultura.
Egipto
En el Antiguo Egipto se encuentran las primeras referencias más fiables sobre el origen del aceite de oliva. Los egipcios señalaron a la diosa Isis como la diosa que enseñó el cultivo del olivo.
Las condiciones climatológicas de Egipto no permitían obtener un buen rendimiento en la producción de aceite de oliva. Por ello, se utilizaba como producto sacro, para acompañar a los faraones a “la otra vida”. De hecho, aparece representado en sarcófagos.
Antigua Grecia
En la Odisea de Homero, ya se hace uso del aceite de oliva como “oro líquido”. Además, en esta referencia literaria, Ulises nombra al olivo en dos hitos importantes: cuando derrota a Cíclope y para demostrar su amor por Penélope.
En el origen de la ciudad de Atenas, epicentro de la civilización griega, el olivo desempeña un papel fundamental. Según la mitología, Atenea y Poseidón estaban en lucha por el control de Atenas. La diosa Atenea resultó ganadora cuando hizo brotar un olivo, ya que los ciudadanos podían aprovecharlo durante mucho tiempo y comer de él.
En la Antigua Grecia, el aceite de oliva era considerado una distinción entre clases y representaba la inmortalidad. En los Juegos Olímpicos, los participantes se untaban en aceite de oliva y los ganadores eran reconocidos con ramas de olivo.
El aceite de oliva tenía usos culinarios, en cosmética, como combustible y como remedio medicinal.
Imperio Romano
Con el Imperio Romano, se popularizó el cultivo y la producción de aceite de oliva. Fueron quienes convirtieron al aceite de oliva, junto con el trigo y el vino, en elemento fundamental de su economía.
Durante la expansión del Imperio Romano, Hispania (España) llegó a ser uno de los territorios más populares gracias a la producción de aceite de oliva. Baetica, la actual Andalucía, era el corazón de la producción. Se estima que alrededor de unas 30 millones de ánforas fueron trasladadas desde Baetica a Roma, muchos de estos vestigios podemos encontrarlos en el famoso monte Testaccio, una colina producto de la acumulación de ánforas muchas de ellas procedentes de la Baetica, en plena Roma.
En esta época, el aceite de oliva fue un ingrediente muy presente en la gastronomía. Julio César, incluso, llegó a incluirlo en la annona, como parte de la manutención que recibía el ejército. También se utilizaba en la elaboración de perfumes y ungüentos y se popularizó su uso en medicina. El aceite de oliva representaba la paz, la fertilidad, la gloria y la santidad, gracias a la diosa Minerva.
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Edad Media
Con la llegada de la Edad Media, su consecuente crisis económica y el rechazo al Imperio Romano, la popularidad del aceite de oliva decrece, relegándose a las clases más altas de la sociedad del momento. Tal era que incluso llegó a considerarse dinero en efectivo.
El aceite de oliva en la Edad Media se utilizaba, principalmente, como producto sacro. Esta función fue pasando de una civilización a otra y del ámbito cristiano al musulmán.
Revolución Tecnológica
Las revoluciones tecnológicas de los siglos XIX y XX mejoraron las técnicas de cultivo, recolección y distribución, permitiendo elaborar aceites de oliva cada vez más excelentes y de manera más rápida.
Sin embargo, al aumentar los costes de elaboración de aceite de oliva y la invención de los nuevos métodos de iluminación, la demanda del aceite de oliva, como ya ocurrió con la Edad Media, decrece.
Siglo XX
Debido a los altos costes de producción, había socios que decidían sufragar entre varios el coste de la aplicación de estas tecnologías y obtener su propio aceite de oliva. Así es como comenzaron a formarse las cooperativas y almazaras como la nuestra.
Actualidad
El hecho de que el aceite de oliva sea el ingrediente base de la Dieta Mediterránea, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, hace que el consumo de aceite de oliva virgen crezca y goce de, cada vez más, popularidad.
España, además de ser el país con mayor superficie olivarera, es el mayor productor de aceite de oliva del mundo, siendo su motor la provincia de Jaén. Solo en Jaén, se produce casi el 20% del total mundial de aceite de oliva virgen extra.