Los aranceles impuestos entre los Estados Unidos y la Unión Europea quedan suspendidos durante, al menos, cinco años; aunque se prevé que se alarguen en el tiempo. Los impuestos de exportación, ocasionados por la disputa comercial entre Airbus y Boeing, han llegado a afectar a sectores que no pertenecen al mercado aeronáutico. Este ha sido el caso del sector agroalimentario, cuyos productos han llegado a alcanzar un 25% de aranceles adicionales, como el aceite de oliva envasado, las aceitunas o el vino, entre otros.
En marzo 2021, se abrió la puerta a una posible reconciliación con la creación de un grupo de trabajo conjunto entre EEUU y EU, cuyo principal objetivo es resolver de forma amistosa y colaborativa cualquier desencuentro que surja entre las dos partes. Por ahora, se siguen desarrollando los principios y disciplinas en que se basa esta cooperación mutua.
Dicho acuerdo pretende fomentar la colaboración entre EEUU y la UE en relación a economías no de mercado. Este acuerdo es reversible, es decir, en caso de que la UE no apoye de manera coherente y según los términos del acuerdo, se volverán a imponer las tasas de exportación al mercado europeo.
Desde la disputa aeronáutica, tanto EEUU como UE se han ido imponiendo aranceles adicionales el uno al otro. Estados Unidos impuso en un principio un importe de 7.500 millones de dólares en aranceles adicionales (unos 6.100 millones de euros). Por otra parte, la Unión Europea aprobó tasas por un importe de 4.000 millones de dólares (alrededor de 3.300 millones de euros).
¿Qué supone para el sector del aceite de oliva?
Ese conflicto comercial ha supuesto una caída de las exportaciones españolas, en las que el aceite de oliva andaluz desapareció en un 70% del mercado estadounidense. A pesar de que EEUU es el segundo mercado para los productos europeos, las exportaciones en 2020 han caído más del 17%.
Hasta la imposición de los aranceles, EEUU era el segundo país importador de aceite de oliva de España, por detrás de Italia. Sus compras anuales giraban en torno a 115.000 toneladas. Esa cantidad de aceite de oliva, junto con 75.000 toneladas de aceituna de mesa, generaban un volumen de negocio anual superior a los 650 millones de euros. Mientras que el mercado español mermaba en el estadounidense, países como Portugal y Túnez incrementaron las ventas de aceite de oliva envasado un 700 y 850%, respectivamente; lo que se ha llegado a denominar como “competencia desleal” según la consejera de Agricultura, Carmen Crespo.
La suspensión de los aranceles permite a las empresas tener una mayor seguridad jurídica y le abren la posibilidad de conseguir un hueco en la cuota de mercado estadounidense perdida.
¿Cómo se recibe la noticia?
La Cooperativas Agro-alimentarias de España y la Federación Española del Vino han manifestado públicamente y de forma positiva la suspensión de estas tasas.
Reyes Maroto, ministra de Industria, Comercio y Turismo, ha manifestado que el fin de los aranceles supone “un paso histórico”, ya que estas tasas han llevado al lastre al sector agroalimentario español. La ministra espera poder recuperar el mercado estadounidense en beneficio de la economía española, lo que resulta clave para su recuperación tras la crisis del Covid-19.
Por su parte, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha congratulado la vuelta del multilateralismo en las relaciones comerciales. “El diálogo, la colaboración y la búsqueda de consenso deben primar a las acciones unilaterales que generan desequilibrios y conflictos innecesarios”.
Disputa aeronáutica entre Boeing y Airbus
Las diferencias comerciales suscitadas en el sector de las grandes aeronaves civiles, Boeing (estadounidense) y Airbus (europeo) han llegado a emprender una guerra comercial en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Durante 17 años de disputas, los aranceles impuestos adicionales han ido ascendiendo hasta llegar a sus máximos en octubre de 2019, con Donald Trump como presidente de los EEUU. Ahora, con Biden como representante del ejecutivo estadounidense, se pretenden suspender para recuperar el apoyo de los aliados europeos frente a China.
Todo comenzó en 2004, cuando Estados Unidos solicitó estudiar si había un trato de favor hacia el fabricante en Europa (Airbus), lo que suponía una desventaja para otros competidores, especialmente, para Boeing, principal competidor. La OMC advirtió de ese posible trato de favor y pidió cambiar ciertos comportamientos que, según la organización, no se corrigieron a tiempo. De esta forma, el representante de comercio de los EEUU solicitó compensaciones en forma de aranceles a las exportaciones europeas, que englobaban a aquellas que se hacían desde Reino Unido, España, Francia y Alemania.
Básicamente, las acusaciones entre los países se centraban en subvenciones públicas ilícitas para la construcción de varios modelos aeronáuticos.