Tanto el aceite de oliva como el aceite de coco son aceites vegetales y, según estudios de la Universidad de Harvard, ambos son preferibles a las grasas de origen animal.
Sin embargo, existen unas cuantas diferencias entre el aceite de oliva y el aceite de coco que hacen que uno de ellos sea mejor para nuestra salud y para cocinar.
¿Quieres saber cuál es? ¡En este post te dejamos todas las claves!
Composición de los aceites de oliva y coco
Como hemos dicho, el aceite de oliva y el aceite de coco son grasas de origen vegetal, por lo que no tienen colesterol y, de por sí, son más saludables que aquellas de origen animal.
El aceite de oliva virgen extra se compone, principalmente, de ácidos grasos; más concretamente, de ácidos grasos monoinsaturados. Este componente pertenece a las grasas saludables y otorga el papel beneficioso para nuestra salud al aceite de oliva. Además, el aceite de oliva es rico en polifenoles y vitaminas.
Por cada 100 gramos de aceite de oliva, encontramos un 73% de ácidos grasos monoinsaturados (que puede modificarse dependiendo de la variedad de aceituna), un 11% de ácidos grasos poliinsaturados y un 14% de ácidos grasos saturados. Contiene 884 calorías por cada 100 gramos.
Por su parte, el aceite de coco es muy rico en triglicéridos de cadena media (TCM), es decir, en ácidos grasos saturados (hasta un 91%). Esto lo ubica directamente por encima de la manteca de cerdo o la mantequilla en este campo. Además, es rico en ácidos laúrico, cáprico y caprílico, haciéndolo el complemento perfecto para el Omega-3. También tiene polifenoles, aunque en menor cantidad que el aceite de oliva.
Por cada 100 gramos de aceite de coco, encontramos un 91% de ácidos grasos saturados, un 6% de ácidos grasos monoinsaturados y un 1,8% de ácidos poliinsaturados. Tiene 899 calorías por 100 gramos.
Beneficios saludables de cada tipo de aceite
El aceite de oliva virgen extra es la grasa principal de la dieta mediterránea, mundialmente conocida por ser la dieta más saludable. En los países donde la dieta mediterránea prevalece se ha comprobado una reducción del número de enfermedades cardiovasculares.
Numerosos estudios centran su investigación en los beneficios saludables del aceite de oliva virgen extra, el cual es capaz de ayudar a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, proteger nuestras células ante procesos oxidativos, reducir la posibilidad de padecer Alzheimer o diabetes mellitus tipo II e, incluso, ayudar a perder peso.
Si nos centramos en aceite de coco virgen (sin refinar), encontramos múltiples beneficios para nuestra salud, aunque no tantos como sí ocurre con el aceite de oliva virgen extra. El aceite de coco virgen, consumido en cantidades adecuadas, puede ayudar a mejorar los niveles de colesterol total, ya que aumenta los valores de colesterol HDL (bueno) y evita que el LDL (colesterol malo) se convierta en dañino.
Además, posee propiedades antivirales y antimicrobianas comprobadas. Ayuda a combatir la bacteria Helicobater pylori (relacionada con la gastritis, la úlcera y el cáncer de estómago) y resulta interesante ante las infecciones fúngicas.
El aceite de coco virgen estimula el metabolismo energético, siendo beneficioso para perder peso gracias a su efecto termogénico y por ser una grasa saciante; algo que ya ocurre con el aceite de oliva virgen extra.
Entonces, ¿qué aceite es el mejor para cocinar?
Cuando pasamos a la cocina y tenemos que elegir por aceite de oliva o aceite de coco para cocinar, nosotros lo tenemos claro: ante la duda, escoge siempre aceite de oliva virgen extra.
A la hora de freír alimentos, necesitamos tener claro una cuestión: el punto de humeo. Esta definición se refiere a la temperatura máxima que se puede someter un aceite para que no pierda sus propiedades (ácidos grasos, polifenoles, vitaminas, etc.).
En el aceite de oliva virgen extra, su temperatura de humeo oscila entre los 180ºC y los 210ºC, dependiendo de la variedad de aceitunas. Recordemos que la temperatura idónea para las frituras son los 160ºC, por lo que el aceite de oliva virgen extra resulta idóneo.
Gracias a las propiedades del aceite de oliva virgen extra, este aumenta su volumen con el calor y no es necesario aplicar tanta cantidad para cocinar con él. Además, este crea una película alrededor de los alimentos, dejándolos jugosos y crujientes.



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A modo de resumen, podemos decir que podemos consumir el aceite de oliva y el aceite de coco en cantidades adecuadas. En cambio, si tenemos que decantarnos por uno, nos inclinamos claramente por el aceite de oliva virgen extra, de acuerdo a los beneficios que aporta a nuestra salud.
Si, además, es un aceite de oliva virgen extra de variedad picual, como los Aceites Torrevigía, nos estaremos beneficiando por partida doble, ya que esta variedad de aceituna contiene más polifenoles y es más resistente a la oxidación.